para el 30 de abril…. a los ojos cerrados

¡vaya!!!!!!!!, traducir tal tipo de dolor a palabras resulta tecnicamente imposible, si bien es cierto que el lenguaje es un recurso extraordiario, no es suficiente… la leve frontera entre lo semejante y lo igual es evidente…

a uno puede dolerle un pisotón y decir ¡hayyy!!!,

a uno puede dolerle una muela y decir ¡qué insoportable!,

a uno puede dolerle el corazón y decir ¡quiero morir!,

pero cuando a uno le duele el alma, todo se queda sin palabras, sin traducción, cualquier externación es limitada, pobre, inaudible, nuestro sentido inconmensurable se trunca, se precipita al vacío… seguirlo es tan desgastador, cuestionarlo está de más… Si María no tuvo opción… dos mil años… ¿qué nos queda querida Lina?. Aldo me decía ayer cuando esto sucede te preguntas ¿qué sentido tiene todo? … yo llevo casi veintitres años, y no le ví el rostro, no escuché sus sonrisas ni sentí sus abrazos, no le compré un balón ni lo arropé por las noches, ni siquiera pude ver sus ojos cerrados… imaginar tu dolor es imposible…

Amiga, yo se que no hay consuelo, solo nos resta colocar nuestros ojos sobre el horizonte para interiorizarnos y mirar hacia dentro… cruzar nuestras incomprensiones con la certeza de su gozo eterno, nos parece que sus ojos se han cerrado, pero somos nosotros los que los tenemos así… este dolor desgarrador jamás sana, pero ellos miran ya la Gloria del Padre, así es.

Rodrigo, Marcelo… Jesús…

anotemos aquí todos sus nombres….

diana vinay